El Banco Central Europeo (BCE) anunció este jueves una reducción de 25 puntos básicos en sus tres tipos de interés de referencia, fijando la tasa de facilidad de depósito en el 2,25 %, la de operaciones principales de financiación en el 2,40 % y la de facilidad marginal de crédito en el 2,65 %.
Según explicó la presidenta del BCE, Christine Lagarde, “el proceso de desinflación va por buen camino”. Durante su comparecencia, señaló que tanto la inflación general como la subyacente continuaron bajando en marzo, y que la inflación en los servicios, uno de los componentes más persistentes, “también se ha suavizado notablemente en los últimos meses”.
Lagarde afirmó que la mayoría de los indicadores apuntan a que “la inflación se estabilizará en torno a nuestro objetivo del 2 % a medio plazo de forma sostenida”.
La presidenta del BCE destacó además que, aunque los salarios siguen creciendo, lo hacen de forma más moderada y están siendo absorbidos parcialmente por los márgenes de beneficio de las empresas, lo que contribuye a mitigar su impacto sobre los precios.
Según Lagarde, “el crecimiento salarial se está moderando y los beneficios están amortiguando parcialmente el impacto del todavía elevado coste laboral sobre la inflación”.
En cuanto al contexto económico, el BCE reconoció que la economía de la zona euro ha mostrado cierta resiliencia frente a los choques globales. De hecho, se espera que haya registrado un crecimiento durante el primer trimestre del año, con señales de estabilización en el sector manufacturero.
El desempleo se sitúa en mínimos históricos, en el 6,1 %, y unos ingresos reales más altos, junto con el impulso de la política monetaria, deberían sostener el consumo. “El fuerte mercado laboral, el aumento de los ingresos reales y las iniciativas políticas a nivel nacional y europeo en materia de defensa e infraestructuras están contribuyendo a sostener la actividad”, aseguró Lagarde.
Sin embargo, el BCE también advirtió de que las tensiones comerciales internacionales y el empeoramiento del clima geopolítico podrían lastrar el crecimiento económico de la eurozona. “Las crecientes tensiones comerciales han empeorado las perspectivas de crecimiento.
Esta incertidumbre podría reducir la confianza de los consumidores y las empresas, y endurecer las condiciones de financiación”, advirtió la presidenta. Entre los factores de riesgo se encuentran los conflictos geopolíticos, como la guerra en Ucrania o la situación en Oriente Medio, así como el impacto potencial de fenómenos climáticos extremos sobre los precios de los alimentos.
Lagarde subrayó que el BCE seguirá adoptando un enfoque prudente y basado en datos: “Seguiremos un enfoque dependiente de los datos y decisión a decisión. No nos estamos comprometiendo por adelantado con ninguna trayectoria concreta de los tipos de interés”.
En este sentido, las futuras decisiones dependerán de la evolución de la inflación, los datos económicos y financieros entrantes, y la fortaleza de la transmisión de la política monetaria.
Además, el BCE sigue adelante con la reducción gradual y predecible de sus programas de compra de activos, tanto el APP como el PEPP, al dejar de reinvertirse los vencimientos de los bonos adquiridos durante años anteriores. Esta normalización progresiva del balance responde al objetivo de acompañar la estrategia monetaria con medidas consistentes.