La masificación carcelaria sigue siendo un problema crítico en un tercio de las administraciones penitenciarias europeas, según las estadísticas penales anuales 2024 del Consejo de Europa sobre la población carcelaria (SPACE I).
Según ha informado el Consejo de Europa, de manera general en Europa el número de reclusos por cada 100 plazas disponibles aumentó de 93,5 a 94,9 del 31 de enero de 2023 al 31 de enero de 2024, con diferencias significativas entre países.
En los países de más de 500.000 habitantes, quince administraciones penitenciarias declararon tener más reclusos que plazas disponibles. Seis administraciones penitenciarias informaron de superpoblación grave: Eslovenia (134 reclusos por cada 100 plazas), Chipre (132), Francia (124), Italia (118), Rumanía (116) y Bélgica (113).
Otras ocho administraciones penitenciarias informaron de una superpoblación moderada: Croacia (110), Irlanda (105), Suecia (105), Hungría (104), Azerbaiyán (103), Finlandia (103), Türkiye (102) y Macedonia del Norte (101). Además, las administraciones penitenciarias de Escocia (100) e Inglaterra y Gales (98) (Reino Unido), así como Serbia (98), alcanzaron su máxima capacidad o estuvieron cerca de ella, por lo que pequeñas variaciones de los ingresos en prisión podrían haber provocado una superpoblación en el sistema.
A 31 de enero de 2024, había 1.021.431 reclusos en las 51 administraciones penitenciarias de los Estados miembro del Consejo de Europa, lo que representa una tasa media de población reclusa de 105 reclusos por cada 100.000 habitantes en todo el continente. Si tomamos como referencia las administraciones penitenciarias de países con una población superior al millón de habitantes que presentaron datos tanto para 2023 como para 2024, la tasa media de población reclusa europea disminuyó ligeramente, de 116,2 a 115,1 reclusos por cada 100.000 habitantes (- 0,9 %).
Trece administraciones penitenciarias registraron un aumento significativo de sus tasas de población reclusa de enero de 2023 a enero de 2024 en países de más de 500 000 habitantes: Eslovenia (+25,4 %), Suecia (+15,5 %), Malta (+11,1 %), Serbia (+9,4 %), Croacia (+8,3 %), Azerbaiyán (+8,3 %), Italia (+7,8 %), Albania (+7,5 %), Reino Unido (Irlanda del Norte) (+6,9 %), Bélgica (+6,8 %), Reino Unido (Escocia (+6,7 %), Reino Unido (Inglaterra y Gales) (+6,4 %) e Irlanda (5,4 %). Las tasas de encarcelamiento disminuyeron considerablemente en Bulgaria (-14,5 %), Luxemburgo (-14.5 %), Türkiye (-12,9 %), Estonia (-12 %), Lituania (-9,4 %) y Hungría (-7,3 %), y se mantuvieron estables en veinticuatro administraciones penitenciarias.
Los países con mayores tasas de encarcelamiento fueron Türkiye (356 reclusos por cada 100 000 habitantes), Azerbaiyán (264), Georgia (261), República de Moldavia (235), Polonia (202), Hungría (195), Albania (192), Chequia (180), Eslovaquia (179), Serbia (177), Letonia (175) y Montenegro (164). Otros países con altas tasas de encarcelamiento fueron Lituania (158), Reino Unido (Inglaterra y Gales) (145) y Macedonia del Norte (143).
«La superpoblación vulnera gravemente las condiciones de vida de la población reclusa y los esfuerzos de reinserción de las administraciones penitenciarias. Los datos sobre la duración de las penas de prisión muestran que periodos medios de detención más cortos tienden a correlacionarse con tasas de población reclusa más bajas. Aunque hay excepciones a este patrón, esta relación pone de relieve la importancia de la duración de las penas como herramienta de gestión de la superpoblación en las cárceles. Además de promover penas alternativas al encarcelamiento, la reducción de la duración de las penas, especialmente para los delincuentes no violentos y de bajo riesgo, puede ser una poderosa herramienta para reducir las tasas de encarcelamiento», afirmó el profesor Marcelo Aebi, jefe del equipo de investigación SPACE de la Universidad de Lausana, Suiza.
Los delitos violentos representaron aproximadamente un tercio de la población reclusa condenada, incluyendo homicidios (11,9 %), delitos sexuales (8,7 %), agresiones (6,7 %), y robos con violencia o intimidación en las personas (6,3 %). Los delitos más comunes por los que las personas cumplían penas de prisión eran delitos relacionados con drogas (16,7 %) así como hurtos y robos con fuerza en las cosas (12,3 %). En conjunto, el 2,9% había sido condenado por delitos contra la seguridad vial y el 2,4 % por delitos económicos o financieros.
El 26 % de todos los reclusos de las prisiones europeas se encontraban en prisión preventiva. Las administraciones penitenciarias con mayor proporción de presos preventivos eran Albania (58 %), Armenia (53 %), Montenegro (47 %), Luxemburgo (47 %), Suiza (46 %), Países Bajos (46 %), Malta (42 %), Croacia (41 %), Eslovenia (40 %), Irlanda del Norte (Reino Unido) (39 %), Ucrania (37 %), Dinamarca (36 %) y Bélgica (33 %). Por el contrario, Bulgaria (5 %), Chequia (8 %), Polonia (11 %), Lituania (1 2%), Macedonia del Norte (12 %) y Rumanía (13 %) tenían las proporciones más bajas de presos preventivos.
Los ciudadanos extranjeros representaron una parte importante de la población reclusa, aunque su distribución fue muy dispar entre países debido a los flujos migratorios, los marcos jurídicos y la geografía geopolítica. En términos generales, en Europa, el 16% de los reclusos de las prisiones europeas eran extranjeros.
Las administraciones penitenciarias con mayor proporción de reclusos extranjeros eran Luxemburgo (75 %), Suiza (72 %), Chipre (58 %), Grecia (54 %), Austria (53 %), Malta (52 %), Cataluña (España) (50 %), Alemania (49 %), Eslovenia (48 %) y Bélgica (41 %), en países de más de 500.000 habitantes. Las proporciones más bajas se registraron en Rumanía (1,1 %) y la República de Moldavia (1,3 %).
La edad media de los reclusos en las instituciones penitenciarias europeas era de 37 años. Las poblaciones reclusas más jóvenes estaban en Lituania (32 años), Suecia y Cataluña (España) (34), y Dinamarca y Francia (35). Georgia comunicó la media de edad más avanzada (44 años), seguida de Italia, Portugal y República Srpska (Bosnia Herzegovina) (42 años) y Estonia (41 años).
En conjunto, la proporción de mujeres entre la población reclusa fue del 4,9 %, y era una pauta constante en todos los países. Las proporciones más elevadas se registraron en Chequia (8,8 %), Hungría (8,4 %) y Finlandia (8 %), mientras que las más bajas se observaron en Albania y Georgia (ambas con un 1,4 %), y Croacia (2,1 %).
La Universidad de Lausana realiza las encuestas SPACE anualmente para el Consejo de Europa. La encuesta SPACE I contiene información procedente de las administraciones penitenciarias de los 46 Estados miembros del Consejo de Europa, mientras que la encuesta SPACE II estudia la población en libertad condicional.