COMJIB y el Notariado español organizan un acto en la ONU con el foco puesto en la justicia transicional

En la búsqueda de la paz no puede haber justicia sin verdad, ni garantía de no repetición sin una verdadera reparación a las víctimas, los cuatro pilares que definen la justicia transicional. Este ha sido el eje central del acto organizado por COMJIB y el Notariado español en las Naciones Unidas con motivo de la presentación del libro ‘Pasado, presente y futuro de la Justicia Transicional: la experiencia latinoamericana en la construcción de la paz mundial’. Ante miembros del cuerpo diplomático de cuatro continentes –África, Asia, América y Europa– se apostó por una justicia transicional imperfecta frente a una guerra perfecta; se reafirmó el papel de América Latina como inventora de las Comisiones de la Verdad, y se subrayó la necesidad de una auténtica justicia de reparación hacia las víctimas, tal y como han señalado desde el Consejo General del Notariado.

El acto comenzó con el testimonio de Juan Manuel Santos, expresidente de Colombia y Premio Nobel de la Paz, quien afirmó que la transición de la justicia no es una fórmula matemática, sino un mecanismo valioso que ofrece herramientas fundamentales para abordar violaciones graves de los derechos humanos que resultan de los conflictos armados. “Los cuatro pilares que sostienen este enfoque -la Verdad, la Justicia, la Reparación y la Garantía de No Repetición– constituyen el fundamento en torno al que hemos construido los procesos de paz sostenibles, como en el caso que vivimos en Colombia en 2016”, aseguró.

La ponencia principal corrió a cargo del profesor Joseph Weiler, catedrático de Derecho de la Universidad de Nueva York y Premio Ratzinger 2022, quien resaltó que en la resolución de los conflictos la clave es conocer cuáles son los procedimientos que hay que llevar a cabo para alcanzar una paz duradera, y los cuatro pilares en los que se basa la llamada Justicia Transicional lo son. 

Weiler señaló que las peores guerras de la historia fueron la Primera y la Segunda Guerra Mundial, que acabaron con la vida de millones de personas. Sin embargo, la Primera finalizó con el acuerdo de Versalles que, según el profesor, “buscó someter al enemigo para que nunca más pudiera ser una amenaza. No se siguieron los principios que se han plasmado en esta obra. Se aplicó la justicia solo para los victoriosos. No se hizo justicia y no se buscó la verdad por lo que, este tratado, en vez de garantizar la no repetición, se convirtió en una garantía de que la guerra se repetiría”.

Sin embargo, para el profesor, Weiler, tras la Segunda Guerra Mundial sucedió lo contrario: “Con el Plan de Schuman y el Tratado de París, el objetivo fue dar al enemigo un ´gran abrazo´ para crear una estructura de convivencia. Estos acuerdos trajeron consigo el periodo de paz más largo en Europa occidental, desde 1952 a la actualidad”. “No es sorprendente que, después, la UE recibiera el Premio Nobel de la Paz. Es como si hubieran podido leer esta obra tan importante para alcanzar un periodo de paz tan prometedor”, añadió Weiler.

A continuación, tuvo lugar una mesa redonda moderada por Jorge P. López, patrono de Fundación Notariado, y en la que participaron el exministro de Justicia y Asuntos Exteriores de Perú, Diego García-Sayán; Alfonso Cavallé, delegado para América del Consejo General del Notariado y decano del Colegio Notarial de Islas Canarias; el Padre Javier Prades, miembro de la Comisión Teológica Internacional (Santa Sede); y la fiscal ante el Tribunal de la Jurisdicción Especial para la Paz de la Unidad de Investigación y Acusación, Digna Isabel Durán.

Al acto asistieron también en representación del Notariado español, su vicepresidente, Manuel Seda (decano del Colegio Notarial de Andalucía), y los decanos de los colegios notariales José María Graíño (Galicia), Ignacio Ferrer (Extremadura), Carmen Rodríguez Pérez (Murcia), Marcos Prieto (La Rioja) y José Carmelo Llopis (Valencia).

Construir la paz

El coloquio comenzó con la intervención de García-Sayán, quien, aun reconociendo las dificultades que ha vivido y sigue viviendo América Latina, expuso lo que definió como una buena noticia: la creación de las Comisiones de la Verdad hace más de 20 años en Argentina, y Chile, seguidas por otras como la de Colombia. “Las Comisiones de la Verdad fueron inventadas en América Latina, comisiones que tienen un gran papel en los procesos de paz para encontrar la verdad, y abrir el camino a la justicia y a la reparación”. Citó el caso de su país: “En Perú se pudo recoger 70.000 testimonios que quedaron registrados y grabados para la Historia. Fue una forma de catarsis y de contar al país lo que estaba sucediendo”, explicó. Para García-Sayán las comisiones de la verdad sí juegan un papel constructivo, aunque a veces se pueda pensar que solo sirven para reabrir heridas.

Alfonso Cavallé, puso de relieve el papel del Notariado en la consecución de la justicia preventiva, que forma parte de la justicia transicional: “Los notarios somos, por vocación, constructores de la paz. La labor notarial trata de construir la paz en el día a día, en las familias, en los pueblos y en la sociedad en general, creando relaciones jurídicas de las que se derive confianza y, por lo tanto, permita el desarrollo y la armonía. Esto va también muy vinculado con otro valor que se defiende desde la institución notarial, que es la verdad, el derecho a la verdad, que queda plasmado dentro del instrumento público notarial. Con ello evitamos conflictos futuros”, aseguró. 

Por su parte, el Padre Javier Prades se refirió a la visión del Papa Francisco sobre el ser humano como motor esencial en la búsqueda de la paz, frente a su olvido en una “sociedad anestesiada”. Según el teólogo, la visión de Papa Francisco sobre el individuo ayuda a situar mejor la justicia transicional.  El valor del ser humano supone el respeto a los derechos humanos como condición previa al desarrollo social y económico de un país, un ser humano que es hermano del otro. Afirma que la Historia nos ha enseñado que los significados y valores universales se descubren mediante el diálogo de reconocimiento del otro, una amistad social, frente a individualismos. 

El coloquio concluyó con la intervención de Durán, quien puso el foco en el principio de reparación de las víctimas. En su opinión, “no hay que pensar en una intervención protocolaria” en donde las víctimas reciben únicamente lo que los Estados, en su obligación, les proporcionan. “Deben ser ellas con sus propias voces quienes digan cómo se sienten, y, mientras esto no suceda, difícilmente podemos hablar de reparación, que debe darse desde ‘abajo hacia arriba’, de la persona hacia el Estado. Son quienes han sufrido el daño quienes deben decir cómo se sienten verdaderamente reparados”.

En la clausura, Enrique Gil Botero, secretario general de COMJIB, reflexionó sobre el porqué de la obra, dando su visión sobre los conflictos actuales en el mundo: “El libro nace de ver un mundo terrorífico, entrópico y destructor. Esta obra es un grito en la oscuridad. La justicia transicional es un constructo que abre una esperanza y busca ayudar y poner en orden la convivencia, el progreso y la construcción de unas sociedades justas y con valores de civilidad en los mismos términos que debe hacerse la paz como imperativo moral. Porque las guerras actuales, 56 en el mundo con 92 países involucrados, tienen al mundo al borde de la autodestrucción”.

«La paz debe ser un fin en sí mismo y, para llegar a ese escenario mundial, debemos buscar el entendimiento y apoyarnos en la justicia transicional. Es la única respuesta viable y plausible: es mejor una justicia imperfecta, que una guerra perfecta» concluyó el secretario general de COMJIB. 

La obra

La publicación ha sido promovida conjuntamente por la Conferencia de Ministros de Justicia de los Países Iberoamericanos (COMJIB), el Consejo General del Notariado y Fundación Notariado. En ella participan una veintena de ponentes, entre ellos filósofos, humanistas y profesores universitarios iberoamericanos, así como ministros, ex ministros y altos cargos de los gobiernos de diferentes países latinoamericanos y organismos internacionales.

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