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ByJulio García

19 de diciembre de 2025

La publicación subraya que estas enfermedades continúan siendo uno de los principales retos de salud pública en Europa. Se estima que hasta el 80 por ciento de estas patologías podrían prevenirse mediante políticas eficaces de prevención, promoción de la salud y detección precoz. Sin embargo, los avances a nivel nacional siguen siendo desiguales y los sistemas de seguimiento continúan fragmentados, con una fuerte dependencia de proyectos a corto plazo, una gobernanza limitada y una inversión insuficiente.

Cinco prioridades para una vigilancia más eficaz y equitativa

El documento identifica cinco áreas prioritarias de actuación para transformar los sistemas de seguimiento de las Enfermedades No Transmisibles en Europa. En primer lugar, aboga por la recopilación de datos inclusivos y desglosados que permitan visibilizar las desigualdades en salud y abordarlas de forma específica. En segundo lugar, destaca la necesidad de una gobernanza sólida, marcos jurídicos claros y financiación sostenible que aseguren la continuidad de los sistemas de vigilancia.

Asimismo, los autores subrayan que la monitorización debe integrarse en la formulación de políticas en tiempo real, de manera que los datos influyan directamente en la toma de decisiones y en la rendición de cuentas. Otra prioridad clave es garantizar la participación significativa de la sociedad civil, las comunidades, las personas con experiencia vivida y los grupos marginados, para que los datos reflejen las realidades sociales. Por último, el documento insiste en reforzar la colaboración intersectorial, el intercambio de conocimientos y el desarrollo de capacidades entre países.

Datos para reducir desigualdades

El doctor Héctor Bueno, cardiólogo del Hospital 12 de Octubre, responsable del Grupo Investigación Cardiovascular Multidisciplinar Traslacional del Instituto de Investigación i+12 y del CNIC y uno de los autores del documento, destaca que “los datos no son solo cifras, sino la base para diseñar políticas más eficaces y equitativas”, y advierte de que, sin datos desglosados, las desigualdades permanecen invisibles y las políticas corren el riesgo de reforzar la exclusión.

Lecciones y oportunidades para Europa

El documento pone de relieve que muchos esfuerzos de seguimiento de las Enfermedades No Transmisibles en Europa han sido puntuales y dependientes de financiación externa, lo que ha generado incoherencias entre países y lagunas persistentes, especialmente en poblaciones vulnerables. No obstante, también destaca las buenas prácticas y las innovaciones surgidas de iniciativas como JACARDI y JA PreventNCD, que demuestran que es posible avanzar cuando los compromisos se acompañan de una gobernanza clara, una inversión adecuada y una colaboración efectiva.

Los autores concluyen que Europa tiene tanto la responsabilidad como la oportunidad de liderar el desarrollo de sistemas de información sanitaria más sólidos e inclusivos, fundamentales para reducir la mortalidad prematura por estas enfermedades de aquí a 2030 y para garantizar la equidad y la resiliencia de los sistemas de salud: “Lo que se mide se prioriza, lo que se desglosa se aborda y lo que se institucionaliza se puede sostener en el tiempo”.