“El abogado de la guarda”, escrito por el abogado José María Stampa Casas, nos muestra el ejercicio de esta profesión, que se ejerce con intensidad y de una manera nada rutinaria.
El autor lo refleja a través de sus ejemplos: un juez que te pida dinero, demandar a un periodista cobarde, negociar con un detective con trastorno por déficit de atención e hiperactividad o intentar aplacar a un promotor de boxeo. No cabe duda: la abogacía no desaparecerá jamás, porque su ámbito de trabajo es la vida de las personas, la vida misma.